Lo mejor de Berlín
Cuando el GPS de mi coche aún marcaba más de 20 kilómetros para el centro de Berlín, ya había entrado en las afueras de la ciudad, lo que me daba la idea de la extensión que ocupa la misma. Pero a pesar de sus dimensiones quedé muy sorprendido por el poco tráfico y por la cantidad de sitio donde aparcar. No sé si será por la buena planificación que caracteriza a los alemanes o porque no conduje en horas punta, pero tengo que reconocer que no perdí ni un segundo en atascos en Berlín y además vi mucho sitio donde aparcar (no puedo decir lo mismo de otras ciudades alemanas)
Pero claro está que para recorrer la ciudad el coche no es la mejor solución. Berlín cuenta con una buena red de transporte público que facilita mucho la visita, aunque pienso que la mejor forma de moverse por Berlín es la bicicleta. Nosotros llevábamos las nuestras, pero allí hay muchos lugares donde alquilar unas bicis.
Aunque no es tan hermosa como otras ciudades europeas, Berlín me gustó porque es historia contemporánea pura. Además, no existe otro lugar donde se pueda ver la diferencia tan evidente entre el bloque oriental (DDR) y occidental, y eso que ya hace más de 20 años de la caída del muro que dividió la ciudad en dos durante casi 30 años.
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Lo más interesante de la capital alemana para mí es todo el relacionado con la división de la ciudad por el antiguo muro y con Berlín Este. Lugares como la East Side Gallery, Check Point Charlie y el museo de la DDR son ejemplos puros de la historia reciente de la ciudad, así como la impresionante Fernsehturm o torre de telecomunicaciones, todo un símbolo del bloque oriental, visible desde casi toda la ciudad. También son famosos los semáforos de la DDR Ampelmännchen.
Aunque ya pasaron más de 20 años de la reunificación, la huella del sistema socialista se puede ver por toda la antigua parte este de la ciudad, con avenidas amplias y enormes bloques de edificios de hormigón. Pero Berlín tiene más que restos de la antigua DDR que merecen ser visitados, como la Puerta de Branderburgo, el Bundestag o la modernísima Potsdamer Platz , así como hermosos lugares al lado del Río Spree. También es recomendable dar una vuelta por la calle más céntrica, la Unter den Linden, y por la Isla de los Museos.
Pero como desde mi punto de vista sólo una pequeña parte de viajar es ver museos, lo mejor para disfrutar de Berlín es pasear, imaginarse su historia por los restos que podemos ver en el presente y frecuentar los muchos bares de la ciudad para tomar unas buenas cervezas alemanas. Si buscamos sitios donde no hay muchos turistas, podemos encontrar sitios donde comer y beber cantidad y calidad sin gastar mucho dinero. Sin duda, esto y su huella de la historia reciente son lo mejor de Berlín.
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